Publicado el 21 agosto, 2019 por Salvador
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Voyeurismo: cuando observar a los demás genera el máximo placer

Las fantasías sexuales están presentes en nuestras vidas, es posible que las personas las nieguen si alguien les pregunta por ellas, pero en el fondo seguramente tienen ciertos deseos e impulsos que a veces cuesta asumir. Y no es para menos, ya que cada quién busca la satisfacción sexual de una forma distinta, tanto que incluso hay personas que se salen de la norma logrando experimentar sensaciones de placer viendo a los demás en situaciones comprometidas.

De esta forma el voyeurismo hace referencia a la búsqueda de la excitación a través de la observación de otras personas desnudas, en el proceso de quitarse la ropa o incluso manteniendo relaciones sexuales, todo esto desde un punto en el que la persona que fantasea se mantiene escondido. Esto hace que haya una descarga de adrenalina momentánea, ya que al estar latente el riesgo de ser descubierto hace que este tipo de experiencias sean la forma perfecta para aumentar el deseo sexual.

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Aspectos generales de esta parafilia

Voyeur, es una palabra de origen francés cuya traducción podría ser ‘el que ve’. Esta práctica con la que una persona disfruta mirando desde lejos a otras personas puede ser considerada una conducta parafílica, llegando a alcanzar el grado de trastorno.

La actividad voyeurista puede variar aunque por lo general el mirón no interactúa con las personas a las que observa, ya que realiza esta práctica desde una situación estratégica con la que puede pasar inadvertido. La observación se puede realizar a través de una cerradura o una pequeña abertura de una puerta, o incluso haciendo uso de otros medios como espejos o cámaras fotográficas con las que puede captar estos momentos, además el voyeur puede aprovechar esta práctica para masturbarse desde su ubicación.

Señales que identifican a un voyeurista

Generalmente aquellos que disfrutan observando a los demás suelen ser tímidos, y pueden tener antecedentes de ser personas muy reservadas durante su adolescencia, algo que les dificultaba relacionarse con los demás y por ende, ligar. En ese entonces recurrían a la pornografía necesitando cada vez aumentar las sensaciones de placer que esta les ofrecía, por lo que observar y excitarse al hacerlo determinan su comportamiento. Pero tal vez lo que más llama la atención de un mirón es el riesgo de ser visto, ya que en determinados casos no solo observa sino que también se masturba al sentirse totalmente cachondo con lo que ve.

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¿Podría considerarse una conducta patológica?

No necesariamente, ya que esta conducta no es una enfermedad en sí misma, sino que es una respuesta que el voyeurista da a un deseo. Es por esto que no todas las prácticas de este tipo pueden considerarse patológicas, ya que esto dependerá del grado en el que la parafilia haga interferencia con la vida sexual de cada persona. Para ser considerado un trastorno significativo existen ciertos criterios clínicos que ayudan a su identificación, por ejemplo que la práctica de esta actividad genere un deterioro funcional en el voyeurista o que incluso haga daño a terceros.

De esta forma ese deseo de observar a los demás en un contexto sexual no puede ser anómalo por si solo, por lo que también puede convertirse en un simple juego erótico previo a tus encuentros sexuales con tu pareja.

¿Es el voyeurismo una cuestión de hombres?

Los hombres son conocidos por tener una menor repulsión ante determinadas actividades parafílicas en comparación con las mujeres, es decir, a los chicos les gusta más experimentar sensaciones diferentes que les ayude a calmar ciertos comportamientos impulsivos. De esta forma esa tendencia en los hombres de realizar actividades que les ponga en cierto peligro puede estar relacionada con el desarrollo de conductas sexuales algo atípicas como el voyeurismo. Pero esto no es solo cosa de hombres, ya que este tipo de comportamientos afecta a un 4% de mujeres siendo los chicos tres veces más voyeuristas que ellas.