Publicado el 22 octubre, 2021 por Salvador
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Bondage: los juguetes sexuales más usados por las escorts

Durante siglos, el sexo era considerado simplemente un medio para alcanzar un fin cuasi sagrado, la concepción, la nueva vida. Este concepto castrante, aupado por el control y el dominio de las religiones sobre la propia vida privada de la gente, sepultó las aspiraciones más hedonistas que ya se daban en la Grecia Clásica y en Roma, cuando el sexo podía ser placer por placer. El deseo debía reprimirse. La lujuria era pecado. Aquellos siglos oscuros, que coincidieron básicamente con la Edad Media, pero también con parte de la Edad Moderna, marcaron a fuego en la mentalidad social esa forma de entender el placer sexual. Todavía hoy son muchos los que esperan al matrimonio para probar el sexo, los que se entregan solo a una persona, o los que acusan con el dedo a aquellos que viven su sexualidad de una manera más abierta. Por suerte, las cosas están cambiando, y la liberación sexual ya es imparable a estas alturas.

Esto conlleva volver a disfrutar del sexo por el sexo, sin necesidad de buscar nada más que un rato de placer y diversión con otra persona. La concepción de nueva vida no entra en los planes de los que se entregan a ese placer. Es una búsqueda de sensaciones y emociones diferentes, que cada cual experimenta a su manera. Por eso existen también los fetiches, fantasías que ahondan en el deseo de cada persona, y que pueden ser únicos o compartidos por otras muchas. Hay quien no sale de las tres típicas  posturas sexuales en toda su vida, y luego están los que quieren experimentar y conocer todas las formas de placer que existen. Incluyendo esas que algunos miran horrorizados por ser más “extremas”. El Bondage, que forma parte de las llamadas prácticas BDSM, se refiere a los fetiches y fantasías que tienen que ver con la dominación. A veces es el hombre quien somete a la mujer, pero en la mayoría de casos, ellos prefieren ser los sumisos, y cruzar esa fina línea que separa el dolor del placer, con la ayuda de este tipo de prácticas, y los juguetes que se utilizan en ellas.

Hombres y fantasías BDSM

Aunque parece que ha estado ahí toda la vida, el término BDSM es tremendamente reciente. De hecho, fue acuñado en 1990, para englobar a todas las prácticas y fetiches que tienen que ver con el sexo “no convencional”. Desde el bondage, el uso de diferentes juguetes para provocar cierto dolor controlado que acaba en placer, hasta la Dominación y la Sumisión. Son juegos de cama que van un paso más allá de las típicas posturas o fantasías habituales, y que surgieron mucho antes de que el propio término se acuñara. No hay más que revisitar la obra del Marqués de Sade, a quien el sadomasoquismo debe su denominación, para encontrar ya el germen de estas prácticas placentero-dolorosas. Y estamos hablando de libros que tienen ya más de dos siglos y medio de vigencia.

Es lógico, por tanto, que dichas fantasías hayan ido calando poco a poco en la mente de los hombres. Incluso en épocas más oscuras, donde el sexo era un tabú aun mayor que ahora, las prácticas de dominación y sumisión estaban a la orden del día, con un punto añadido de morbo. Lo prohibido nos excita, lo diferente nos llama la atención. Queremos abrirnos a esas nuevas prácticas, y tenemos la fantasía oculta de dejar salir a nuestro yo más apasionado y oscuro, para someter a nuestra pareja. En otras ocasiones, lo que nos pone es ver como esa chica modosita y hasta tímida se convierte en una ama dominante de primer nivel gracias a nuestras enseñanzas. La idea de “pervertir” a una mujer con poca experiencia hasta convertirla en una diosa del sexo siempre nos ha encantado. Y si no, que se lo pregunten a la autora de Cincuenta Sombras de Grey.

La vestimenta adecuada para recibir a sus clientes

El problema es que, aunque las mentes poco a poco se van liberando en este sentido, y aceptando que estas prácticas son tan normales como cualquier otra fantasía, todavía hay mucha reticencia a practicarla. Sobre todo por parte de las chicas, que siguen sintiendo esa represión inconsciente a la hora de llevar a cabo determinados clichés sexuales. La alternativa que muchos hombres han encontrado para poder disfrutar de ellos es acudir a auténticas profesionales, trabajadoras del sexo que sí que están dispuestas a todo. De hecho, no es extraño encontrar hoy por hoy a chicas, incluso muy jóvenes, que se han especializado en este tipo de servicios. Saben que el BDSM vende mucho, y que conseguirán clientes fieles si son capaces de ofrecer una experiencia realmente intensa.

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El BDSM tiene mucho que ver con lo ritual, incluso con la interpretación. No deja de ser una fantasía de roles, en los que habitualmente uno se implica como dominante y el otro como sumiso. Los hombres acuden a estas escorts especializadas en bondage para someterse a ellas. Serán, por un rato, sus amas, y les ordenarán todo tipo de cosas para que ellos las cumplan. Para ello, se vestirán con una ropa especial, normalmente un traje muy ceñido y hecho de cuero o látex. Por un lado, ese traje marca aún más las curvas femeninas de la escort, lo que hace que el deseo del cliente se eleve por completo. Por otro, le confiere una especie de poder determinante para marcar su autoridad, como si estuviéramos ante el arquetipo de la figura que nos ordena y nos manda. La vestimenta, al igual que el repertorio de juguetes sexuales con el que la escort cuente, será determinante para llevar la fantasía un paso más allá.

Juguetes sexuales para pasarlo en grande

Una de las cosas que marca sin duda la diferencia entre este tipo de prácticas y las demás es la utilización de diversos juguetes sexuales. No vamos a decir que la inclusión de estos juguetes en cualquier juego de cama sexual ya implique convertir ese placer en una sesión BDSM, pero es cierto que hay algunos dispositivos que son propios de estas prácticas. A nadie se le escapa que el uso de ataduras o esposas para inmovilizar a nuestra pareja es algo que viene, precisamente, de la necesidad de someterla. La sumisión llevada a uno de los grados más extremos, impedir que la otra persona pueda moverse siquiera, lo que la deja a nuestro entero dominio. Empezar por este tipo de juegos suele ser una buena forma de seguir ahondando en aquellas prácticas BDSM que más nos gusten. Luego llegarán las plumas, que son muy sensuales y morbosas, y los látigos o las fustas, la otra cara de la moneda, la más extrema.

La utilización de este tipo de juguetes sexuales debe ser muy cuidadosa, puesto que pueden llegar a provocarnos un daño  más allá del deseado. Las escorts que dominan estos servicios están acostumbradas ya a utilizar estos juguetes y son expertas en conseguir un resultado espectacular con ellos. Nos referimos también a bolas chinas, consoladores especiales y juguetes que la propia escort utilizará para su propia satisfacción, permitiéndonos, si hemos sido buenos, divertirnos también con ellos. El sometimiento por parte de una de estas amantes profesionales viene dado no solo por los juguetes, sino por la propia consideración de su figura como dominante. Es un juego de roles en el que debemos cumplir al cien por cien con nuestro papel, para disfrutar de una experiencia única y sensual.